Escribe: Israel Gómez
Hace algunas semanas partió de este mundo Armando Gaitán “Mucha Crema”, a mi juicio (y también de muchas personas), el mejor anunciador de lucha libre en los últimos 25-30 años.
Desafortunadamente esta semana nos dijo adiós el Dr. Alfonso Morales, célebre y
reconocido narrador de este fascinante deporte-espectáculo.
¿Por qué hago mención de ambas personalidades? Porque cada uno, sin ser luchador,
desde su respectiva trinchera, a través de su talento, conocimientos y esa chispa que no
se adquiere en ningún lugar, lograron transmitirnos diversas sensaciones, sin importar si los gladiadores en turno eran buenos o malos.
Tal fue su trascendencia que fácilmente podían ser identificados por cualquier persona, más allá de su afición o rechazo a la lucha libre.
Hace poco más de un mes, en esta columna, abordábamos uno de los mitos más
señalados por los aficionados luchísticos: la versión acerca de que el Dr. Morales era
quien se escondía debajo de la máscara de Tinieblas, la cual se desmintió, además de
que también se hizo mención de la preparación académica que tenía Alfonso Morales,
misma que se trasladó a su faceta de comentarista deportivo, de ahí el apelativo de “Dr.”.
Para los aficionados del box y la lucha libre, el Dr. Alfonso Morales representa mucho más que un simple cronista, sus amplios conocimientos en ambos deportes de contacto se conjugaban a la perfección con la personalidad que tenía, así como las ocurrencias que esporádicamente soltaba al micrófono (sin caer en la exageración, a diferencia de muchos de sus homólogos en México).
Pieza fundamental del resurgimiento de la lucha libre en nuestro país a principios de la
década de los 90, en donde se le recuerda por formar una singular mancuerna con Arturo “El Rudo” Rivera, Morales se convirtió en un ícono de las dos empresas más importantes del país: CMLL y AAA, incluso, el mote de “caravana tres veces estelar” con el cual se le conoce popularmente a esta última, es autoría del Dr.
Dicho sea de paso, en 2017 merecidamente fue inducido al Salón de la Fama de la
mencionada compañía. Además, los galardones traspasaron el ámbito luchístico, pues su labor no pasó desapercibida para el sector gubernamental al ser galardonado con el
Premio Nacional del Deporte.
Y por si fuera poco, sus aportes a la lucha libre también fueron reconocidos en el
extranjero, al ser inducido en 2012 al Salón de la Fama de la prestigiosa revista
estadounidense Wrestling Observer de Dave Meltzer.
Para ser integrante de dicho recinto, es necesario contar por lo menos con el 60% de los votos de diversos periodistas, luchadores reconocidos y distintas personalidades del deporte, de ahí su valor y trascendencia, y el Dr. Morales obtuvo ese logro.
Un verdadero aficionado de lucha libre sabe muy bien que son contados los narradores
que realmente conocen acerca del deporte, la mayoría de ellos (no todos, aclaro), hacen
su “trabajo” sin fundamento alguno, y se dedican a todo, menos a narrar (me refiero a las voces de AAA en TV Azteca y del CMLL en Televisa).
Al menos en nuestro país, las únicas honrosas excepciones son José Manuel Guillén y Bernardo Guzmán de Más Lucha, amplios conocedores del deporte, con un estilo fresco y por ende, distinto al del Dr.
No puedo afirmar que Alfonso Morales haya “dejado escuela” porque considero que en la narración luchística no hay un digno sucesor de él (del box no puedo opinar porque solo e forma ocasional sigo a ese deporte), pero sí puedo mencionar que sus aportes y
conocimientos se convierten en su principal legado al deporte-espectáculo, sin temor a
equivocarme, el Dr. ha sido el mejor narrador de lucha libre en nuestro país en conjunto
con el histórico Pedro “Mago” Septién.
Que en paz descanse el Dr. Alfonso Morales Villela, muchas gracias por transmitirnos esa pasión por la lucha libre a más de tres generaciones de aficionados.
¡Por nuestra lucha!
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