Escribe: Santy Castillo
Estamos cerca de cumplir oficialmente un año de que se anunciará el primer caso de Covid-19 en México.
Un 28 de Febrero del 2020, se daría a conocer que aquel virus que veíamos muy lejano, se encontraba ya en nuestro país, la preocupación fue alarmante pero las medidas de acción muy pocas.
Un mes después un 23 de Marzo, comenzaría “La Jornada de Sana Distancia”, la cual tenía por objetivo reducir el aumento de casos al suspender actividades no esenciales y el cierre de las escuelas, emulando el modo de actuación del país donde surgiese el virus.
A un año de distancia el panorama es catastrófico, mientras que China reporta 89,831 (Ochenta y nueve mil, ochocientos treinta y uno) casos de covid, 4,636 (Cuatro mil, seiscientas treinta y seis) muertes y ningún caso nuevo en los últimos 14 días. México tiene 2,030,491 (Dos millones, treinta mil, cuatrocientos noventa y uno) casos acumulados, 178,965 (Ciento setenta y ocho mil novecientas sesenta y cinco muertes) y 117,620 (Ciento Diecisiete mil, seiscientos veinte) casos nuevos reportados en la última semana.
La única y pequeña diferencia es que la cultura oriental sabe tomar las medidas muy enserio.
Si bien la pandemia ha causado estragos importantes en todo el mundo, ha afectado más a los necios y la lucha libre es uno de los sectores que menos quiere entender sobre el tema.
2020, fue un año muy duro para el gremio, se recordará como el año en que aproximadamente 100 luchadores o más partieran a la arena celestial, si bien algunos de ellos no fueron consecuencia del SARS-COV-2, una gran parte sí.
El objetivo de la semaforización por Estados en la república mexicana era frenar de a poco las actividades en las que más riesgo se corre de estar expuestos al virus.
Sin embargo, el sector luchistico se ha empeñado cada vez en minimizar la situación de salud pública a la que nos enfrentamos, a pesar de que estos personajes no tengan acceso a un seguro médico por el hecho de ser luchadores y quienes lo tienen por parte de sus empresas son muy contados.
No existe estado de la república en el que se comprenda dicha situación dejando claro las idas y vueltas de color en los semáforos epidemiológicos debido a la alza de casos en diferentes regiones del país.
A pesar de que aún no sea tiempo, poco a poco las empresas retoman la organización de eventos, priorizando la necedad de estar vigentes sobre la necesidad de salud, acatando “Todas las medidas necesarias” a pesar de que la primera de ellas sea: “NO REUNIRSE”
Los deportes de contacto elevan de manera exponencial el riesgo debido justo a la cercanía que se tiene con rivales y compañeros que provienen de diferentes círculos de convivencia los cuales ignoran los unos de los otros. Mientras cualquier elemento del cartel tenga exposición con el virus y/o este contagiado no solo corre el riesgo de infectar a sus compañeros de programación si no a las familias y conocidos con los que convivan cada uno de los elementos programados o reunidos.
Los programas de lucha libre en pleno 2021 y en zonas geográficas donde los sistemas de salud locales se encuentran saturados y colapsando debido a que no es posible atender tantos casos simultáneamente, son una burla directa a familias completas que han perdido a seres queridos injustamente debido a no poder resistir un virus que no querían enfrentar.
Las fotografías de entrenamientos y eventos repletos de personas, son un golpe al estado anímico de personas que se han quedado sin una madre, sin un padre, sin un hermano, etcétera que ya no podrán disfrutar de distracciones banales, como quienes posan en dichas instantáneas.
Si bien, está claro que el virus no es letal en todas las personas, no hay que desafiar a la vida y se debe de entender que a pesar de que ha pasado poco más de un año aún no es tiempo y todavía no entramos a la multi mencionada “Nueva Normalidad”.
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