Escribe: Santy Castillo
Desde hace varios días he intentado comprender, el actuar de nuestra sociedad Mexicana y el cómo estamos enfrentando este problema sanitario, pues conforme pasan los días se ve más lejano el regreso a la nueva normalidad en la vida y en el deporte.
La lucha más fuerte que está teniendo el segundo deporte más popular de México es contra la pandemia de Covid-19.
Si bien, la lucha libre ya había enfrentado a la también pandemia de Influenza AH1N1 once años atrás, no se pueden comparar los estragos ni un poco, a lo que ha dejado esta nueva cepa de coronavirus.
Con el paso de los días nos ha quedado muy claro, que ningún país estaba preparado para enfrentar un fenómeno como este y que cada uno libra batallas individuales de la mano de profesionales de la salud, que a pesar de la distancia trabajan en conjunto por un fin común: El bienestar de todos (algo visiblemente lejano en el gremio de las llaves y contra llaves).
Todo lo contrario, pasa en nuestra sociedad mexicana, que desde que se presentó el primer caso del virus en el territorio nacional, a finales del mes de Febrero de este año, se han encargado de minimizarlo.
A pesar de los ejemplos mundiales, de proteger a sus deportistas, como la postergación de los Juegos Olimpicos de Tokyo 2020 (hasta el momento sin una fecha), México es el país donde “No pasa nada”.
Poco parece importar a las nuevas generaciones, que siguen entrenando de manera cotidiana o participando en eventos a puerta cerrada, sobre las consecuencias de lidiar con una enfermedad, desconocida para el mundo, donde la única solución de evitar tragedias, es la prevención de su contagio, ya que no existe una cura.
Quienes miran con otros ojos este momento, son aquellos luchadores, que ya tienen varios años en el negocio, que han visto de cerca la repentina perdida de amigos, profesores y compañeros de los que no pudieron despedirse.
La alerta sanitaria también dejo claro que existen muchos asuntos pendientes para los luchadores que nunca se han atendido. En el caso específico de Hidalgo, la creación un organismo regulador de este deporte, que busque apoyar a los más vulnerables y llame la atención a quien haga mal al deporte.
En entrevista para un nuevo programa de lucha libre en la entidad (Batalla campal), Tarasco I, líder de la promotora que lleva las riendas del CLLT Arena de Lucha Libre 11 de Julio, declaró que es un momento difícil, pero lo importante es priorizar la salud de todos:
“Nos duele (la situación) porque queremos mucho la lucha libre, pero pues ni hablar esta tu vida o está la lucha libre y uno quisiera la lucha libre, pero también está el bienestar de la familia de todos los aficionados, de los luchadores y de la familia de los luchadores…”
A pesar de que no existe una autoridad competente que atienda los asuntos de la lucha libre en la entidad Hidalguense, la mayoría de las promotoras y arenas locales, han actuado conforme a los pronunciamientos de las autoridades, de no realizar eventos que pongan en riesgo la salud pública.
Asimismo El Tarasco I comentó sobre la sanción a la Arena Naucalpan, por realizar un evento a puerta cerrada, el cual fomenta el escepticismo de la sociedad:
“Les están comentando que no se puede y es que no se puede deberás […] quisieron hacer su función y ahí están las consecuencias, (debemos) respetar un poco, la gente no cree en el virus, pero que vean en los hospitales como es cierto, mucha gente aquí (Hidalgo) anda como si nada y no les interesa, y que es lo que pasa cuantos compañeros han fallecido” expresó
Otra voz experimentada, que pronunció su opinión sobre la delicada situación fue el gladiador Mexiquense, El Porro, quien a manera de reflexión invito a sus compañeros de oficio, a valorar su vida y las consecuencias de acciones aparentemente insignificantes:
“¿Compañeros valdrá la pena exponerse al contagio y luego llevarlo a la familia por ganarse unos pesos? ¿O será por la vanidad estar arriba de un ring y tener un poco de protagonismo de su EGO? Yo respeto la decisión de cada uno pero, yo creo que cómo luchadores profesionales tenemos que cuidar nuestro entorno familiar un abrazo cuídense mucho Dios me los bendiga” publicó en sus redes sociales.
De igual manera expresó, que no importan que se “tomen las medidas necesarias” para realizar eventos, puesto que no se han escrito hasta este momento protocolos a seguir para incorporar funciones de lucha libre nuevamente, debido a que es un virus que se encuentra en estudio y todos los elementos involucrados pueden ser vulnerables en este momento de la pandemia.
“Yo lo veo así cuando cada participante de dicha función presente su examen médico libre del maldito virus, de ahí empezamos bien. Porque por fuera es una cosa e internamente ya es otra así te echen mil litros de desinfectante si la traes el cuerpo ahí empieza el problema” - respondió a un comentario de uno de sus seguidores.
La realidad del deporte de los costalazos, de igual manera ha quedado expuesta, pues si no formas parte de alguna de las dos empresas grandes del país, no puedes vivir del arte del pancracio.
A manera de reflexión, comparto un par de datos duros, a los involucrados al gremio luchistico:
Las pruebas más baratas de Covid-19 en nuestro país, cuestan entre 2,000 – 2,500 pesos.
En la mayoría de los casos (80%) las personas portadoras del virus no tienen síntomas y no padecen ninguna complicación médica, sin embargo para otros casos, enfermarte puede significar perder la vida.
Cerraré con una declaración fuerte, sobre una Mexiquense que vivió de cerca la enfermedad:
Luchadores:
¿Valdrá la pena arriesgar, no solo tu vida, sino la de las personas que te rodean, por subirte a un cuadrilátero, mientras que en estos momentos, es una actividad no permitida en todo el país debido a la emergencia sanitaria?
¿Estás preparado para enfrentar la perdida de alguien de tu familia o de algún compañero de ring?
¿Quién va a responder por los daños colaterales a los que puedas enfrentarte?
De todo corazón, deseo que todos estén bien y se cuiden mejor, todo esto pasará y vendrán tiempos mejores, sin embargo, por ahora debemos.
QUEDARNOS EN CASA.
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